lunes, 31 de enero de 2011

Volvió a Madrid dónde parece que es feliz.

Bueno gente, me estoy despidiendo por un tiempo. Mañana temprano salgo con mi family pa' Mar del Tuyú, a pasar dos semanas desintoxicantes de internet :3

Mas les vale que pasen por mi blog y comenten mi entrada (?) Así cuando vuelvo veo muchas firmas lindas (?).
Jajaja, bueno, les dejo un relato pequeño que escribí hace bastante... Se llama Man in the box.

[Notita: Ya sé que la foto es de Junjou Romántica, pero es que me encanta!]






Man in the box.

Lo miró con sus ojos claros, desde la otra punta de la habitación. Sus miradas se encontraron y el contraste [profundo] de unos y otros intensos ojos se sintió como una combustión del aire en el centro de la habitación vacía.
-Eres un hombre en una caja, sólo- Dijo el primero, el de ojos claros.
-Prefiero vivir sólo en una caja que vivir acompañado en un mundo con cajas en lugar de corazones.
-¿Cajas en lugar de corazones?
-¿Acaso alguien hace algo más que acumular “sentimientos” en sus cajas para luego cerrarlas y no dejar salir nada?
-No es tan así.
-Sí lo es.
-¿No podes sólo ignorarlo?
-No, esas cosas me dan asco.
-¿Pero justo ahora no te escondes de todo eso?
-No.

El primero respiró, como por primera vez en mucho tiempo, y, con la mirada perdida en algún punto de la insípida pared a su derecha,
                                                       [Tal vez contemplaba el póster de The Beatles]
Dijo:
-¿Y que es lo que estas haciendo?
Acentuando la pregunta, clavó sus azucarados y claros ojos en los hostiles y oscuros ojos que lo esquivaban, que se recostaban con el resto de su cuerpo en el vidrio de la ventana.
-Sólo trato de no olvidar la importancia de poder p e n s a r.
La gente que olvida eso me da asco.
                                                      [Una lágrima cayo por la piel pálida,
                                                                                          desde su ojo hostil]
El primero, con las manos en los bolsillos de su pantalón de vestir, levantando sólo por segundos la mirada del piso, se acercó [lento], como aprisionándolo, como acechándolo, como pretendiendo que aquél, con su cabello esparcido sobre el rostro, y su mirada cayendo [derritiéndose] no note el sentimiento “extraño” que envenena la habitación.
El de los ojos claros, con labios naturalmente rosáceos, posó, tal vez con timidez, su mano en el vientre del otro.
Abrió de repente sus ojos negros, tal vez con sobresalto.

No, no lo miró, tal vez, no se atrevía.

-El mundo [puede] no ser tan cruel- Dijo con sus ojos de miel.
-El mundo [quiere] ser cruel- Dijo con sus ojos de metal.

Se miraron fijo.

-Sé que todavía sentís algo aunque te escondas en esta caja oscura- Dijo el primero levantando con suavidad la barbilla, su mirada tratando de traspasar entre el cabello revuelto.
El segundo esquivo esa mirada como toda respuesta.

-¿A que le temes?
El otro dudó, sumergido en su caja oscura, para responder:
-A la ignorancia.
                                                      [Como siempre,
                                                                      sus ojos claros sabían que responder]
-¿Olvidar como provocar que tus venas se enloquezcan y que tu sangre lata desaforada tras tu oreja, no es ignorar?

Acercó su voz al oído de su compañero. Sintió un poco de vértigo al ver, a través de la ventana que ahora quedaba justo frente a él, a toda esa gente amontonada, trastornada, cinco pisos mas abajo.

-¿A que le temes?- Repitió con la voz quebrada.

Lo rodeó con sus brazos, metiendo sus manos bajo su camisa.

                                                      [Ése calor]

Sumergido en ese abrazo, cerró sus ojos oscuros, involuntariamente, inevitablemente, tal vez, como antes.
Sintió miedo por que había olvidado [estaba ignorando] cómo se sentían ésas manos.

Sumergido en ese abrazo, apoyo sus manos en los hombros desnudos de aquél con los ojos tan claros, tan tranquilizadores, tan pacientes.

Se había vuelto extraño verlo sólo con pantalón de vestir.

-¿A que le temes?- Repitió él, con ése tono de voz.

Y con la voz inesperadamente firme, el aludido le reitera
-A la ignorancia.
                                    (Y…)
Cerró sus pacientes ojos claros, aquél aún no había terminado de responder.

-…Tal vez…-Dijo como sin saber que decir-…A perderte…-

El primero suspiró, tal vez con alivio, tal vez con a m o r.
Posando sus manos en la espalda baja de aquél cuyos ojos de metal se ablandan, lo estrecha contra su cuerpo, estrecha la cintura de él contra su cintura, acerca el rostro de él a su rostro, casi como si lo quisiera besar.

Se sintió raro, sintió raro el tacto en su piel pálida. La recordó a ella… [Ella]… Una mujer. Ella nunca supo como provocar lo que provoca aquél de ojos claros.

Sus manos no alcanzaban para recorrerlo por completo, se sentía pequeño. Le desagradaba sentirse así de nervioso. [¿Por qué?] Era extraño, antes eran tan cercanos. Era…lindo. Era una especie de primera vez.
     
Con sus ojos casi tan oscuros como las paredes de la caja en la que se encerró, tuvo la inconsciente delicadeza de cerrar el puño contra la piel del otro, de tener un escalofrío, de erizar su piel, de levantar despacio la mirada hacia el techo frío y de fruncir ligeramente el ceño, de apresurarse al pantalón de vestir con el que tan extraño se veía su compañero.

Se estremecía con cada beso en el cuello, con cada beso en el pecho. No se había dado cuenta de cuánto lo extrañaba.

En ese momento hasta casi quería salir de su caja.

Así, con la voz confundida en el fondo de la garganta, esperando el momento justo para escapar, con esa expresión en sus ojos claros, mordiéndose el labio.

                                                     [Irrefrenable]   

Así, tan decidido, atacó descaradamente la boca de aquél cuyos ojos se habían fundido, así, desarmándolo, desarraigándolo, encerrándolo con toda la energía de su cuerpo, adueñándose de él, dejándose adueñar por otro, otra vez.

Así, arrancándolo, aunque sea sólo por un rato, de la oscura caja en la que, tal vez, inocentemente, inconscientemente, trató de esconderse solamente de su propio ser.


Bueno, me voy de holidays in the sun Los veo cuando vuelva!

Adió!

7 comentarios:

Camille. dijo...

Ajoasoajs que envidia, este año no tendré playa :'( y me da cosita, yo queria ver el mar ♫ pero ya da lo mismo, seré tu primer comentario de esta ultima entrada hasta 3 semanas más :D

Anónimo dijo...

Hola
Man in the box, como la canción de alice in chains (buried in my shit! wont you come.. and save me...)
Me gustó bastante el relato, exclusivamente donde habla de la caja... me recuerda en parte a mí.
Disfruta de tus vacaciones !

clavículas dijo...

Pasalo genial y disfruta!
El relato me ha encantado, sabía que te saldría bien ^^
Un besito cielo.

Con Edulcorante y Al revés dijo...

Todos tenemos una caja llena de eso que no podemos dejar salir pero queremos, y la embalamos esperando que alguien, ese alguien la abra y no se asuste de lo que hay adentro..
La pregunta es.. por qué embalar la caja y tomarse ese trabajo? Si podemos evitarlas y dejar las cosas afuera?

Aveces es más facil acercarse a alguien cuya caja no está embalada y es más fácil acceder.. ojo al piojo..

Pasalo hermoso en tus vaciones, disfruta y desconectate que no viene nada mal!

Everything you see is what I am dijo...

Joya, está bueno despejarse de todo por lo menos por 2 semanitas :)
Yo volví ayer, la pasé genial, espero que la estés pasando igual :)
Un besote!

Morena Wohlert dijo...

Te agradezco mucho tu paso por mi blog, aquí te devuelvo la visita...
Tu relato es muy lindo, algo cautivante, me gusta como usas las palabras, tal vez insinuando lo fácil que nos puede llegar a ser sentirnos identificados.
Muchas gracias por compartir tus palabras en estas inmensas redecitas,
te dejo mi abrazo-teclado*

Ana R. dijo...

Muuuuuuuchas gracias por tu comentario (L)
Espero que te hayas divertido en tus pequeñas vacaciones!
Un besito :D
PD: me encanta lo que has puesto para que le salgan estrellitas al ratón! jajajajaj

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